martes, 24 de julio de 2007

Pequeña

Qué pequeña,
qué frágil.
Tanto que el Universo entero,
insondable,
necesita explicarse en su sonrisa.

Qué pequeña,
casi mágica.
Tanto que mis manos,
torpes y rústicas,
parecen no poder con su delicadeza.

Pero si vino a poner una línea,
una donde la vida se empieza a mirar, asombrosamente,
desde otro sitio.

Pero si trajo consigo lo inexplicable,
porque quién entiende como la vida se hace, nace,
y crece victoriosa.

Tan pequeña,
tan bella.
Tanto que mi poema,
éste que vive en mi boca,
es tan sólo para ella, la dulce Abril.

Tio Juan

Saber de vos

(desde el Pan de Azucar de Piriapolis)

Abril se deletrea
en canto andante,
sin frontera tajante
que la esconda.
Abril juega con su cuerpo,
errante,
show acuatico
para un ojo familiar
que es desmesura.
Es niña, dicen,
y se inicia
una escena colorida.
Abril de otoño
crece mujer
y nos habita.
Abril de otoño,
mes de ocres amarillos.
Abril de otoño.
Sabor de azucar
para el alma.

Abuela Cristina